jueves, 16 de junio de 2011

Cuando el chico que no te gusta te llama


Un par de minutos después de que tocara el timbre de receso, mi celular sonó. Contra todo pronóstico se trataba de D, un chico que me cae bien, pero que tengo la sospecha quiere algo más que una simple amistad. El gran problema es que a mí no me interesa. La historia con él fue un poco complicada y se remonta a mis años escolares.

Por algún motivo siempre me han gustado los chicos mayores. Cuando estaba en el colegio ese era un serio problema. Y apareció D, un chico siete años mayor que yo. Nos gustaba la misma música y en general creo que coincidimos en muchos gustos. Si bien nunca me pareció atractivo físicamente, el hecho de compartir los mismos gustos hizo que entre comillas me “gustara”, pero aquello – en plena adolescencia- no duró más que una semana. Si hay un problema que tengo con las relaciones es que me aburro con facilidad.

Lo dejé de ver. En realidad me alejé. Dejé de ir al lugar en donde lo veía. Mi vida había transcurrido normal sin verlo durante unos tres, casi cuatro años. Pero, como siempre hay un pero, hace un mes, me lo encontré de improviso en Starbucks. Fue extraño. Yo estaba esperando María F, quien como siempre se retraso. Nos saludamos y pensé que se iría rápidamente. Sin embargo, tras comprar su café se sentó en mi mesa a tomar su café. Comenzamos a hablar. Fue entretenido. Aún así, apenas llegó María F me levanté y me despedí antes de que se colara en nuestra ida al cine.

Cometí el error de darle mi número. Una semana más tarde me llamó para encontrarnos. Segundo error. Acepté. Nos encontramos en Larcomar. Tuvimos una conversación “política”. Pensé que había quedado allí. No obstante, ahora, después de clase, nuevamente su número en mi celular. Me está molestando el hecho. No quiero verlo. Esa es la verdad, le dije a María F, quien comenzó a jugarme algunas bromas. “¿No qué quieres enamorarte? Está es tu oportunidad”, me dijo entre risas. No hay forma. La pregunta es cómo me lo saco de encima de manera “elegante”.

Su llamado provocó en mi la llamada “aura”. Tenía la sensación que me iba a comenzar una migraña. Justo antes de una exposición. Tomé dos migradorixinas de golpe, para evitar que mi cabeza explotara en plena clase, aunque me temo que lo que explotara será mi estómago. 

miércoles, 15 de junio de 2011

Me gusta un chico que no debe gustarme

Me gusta un chico, un chico que no debería gustarme. Se trata del enamorado de una amiga. Okei. No se trata de mi mejor amiga - es cierto - pero aún así, siento como si la estuviera traicionando.

María F, mi mejor amiga en la universidad y la causante de este blog, sospecha que ocurre algo. La semana pasada me preguntó si andaba en algo con F. Me recordó que él está saliendo con F. V.

Lo complicado es que F hace sus prácticas en el mismo lugar que yo. Es por eso, que tomamos siempre el bus juntos. En la oficina nos sentamos juntos. No creo que él se haya dado cuenta de algo, es demasiado inocente…

Quien, sin embargo, puede que intuya algo es la propia F.V. El otro día me preguntó si me gustaba alguien. Mentí. Le dije que nadie, “no hay nadie en la universidad que me parezca interesante”, dije mientras mordía la hamburguesa de a sol que venden en la cafetería. No insistió en el tema pero algo me dice que no me creyó. Supongo que lo mejor que puedo hacer es alejarme de él antes de que esto acabe mal.

Esta vez los dejo con Patricia Kaas y Les Hommes qui passent

martes, 14 de junio de 2011

La aventura en blog de una chica migrañosa

Martes y ya van dos migradorixinas menos... c'est la vie


Los dolores de cabeza me han acompañado desde los catorce años. Tomo migradorixina casi todos los días de mi vida. Mis constantes migrañas me han hecho irritable. Algunos me llaman bruja, otros, angelito, lo cual me hace suponer que soy bipolar. 


Adoro leer. Confieso que soy fan de Jane Austen, pero no soporto Crepúsculo. Me gusta escuchar música “de todo un poco”. He aprendido que la música clásica es capaz de hacer más pasable mis dolores de cabeza y por supuesto es ideal mientras estudio. Me gusta escribir poemas, y algún día publicaré un libro. 


No tengo Twitter, con la justas actualizo mi Facebook. Sin embargo, por recomendación de una amiga, abro esta bitácora, un pequeño espacio virtual para expresar mis sentimientos. Y es que según ella, soy un iceberg infranqueable capaz de hundir al Titanic. Si les interesa en algo, están invitados a leer este pequeño blog. 


Los dejo con Brian Adams:




PD: Ah… también busco novio.